Seré papá, así de sencillo
Voy a ser padre. Sí, es cierto. No será dentro de unos años ni mañana; será dentro de unos 6 meses aproximadamente. Algunos de mis amigos más allegados dicen que esto me hará menos irritable, menos “seriote” y más amable. Otros amigos, más cercanos todavía, saben que me irrito solo con lo mal hecho y que con los seres queridos soy amable siempre, y estoy dispuesto a quitarme una parte de mi, o de mi tiempo, para ayudarlos.
Pero incluso otros más cercanos, como esa mujer que lleva mi semilla en su vientre, saben que quiero a los niños, que juego con ellos y siempre trato de enseñarle cosas buenas que le sirvan en el duro camino de convertirse en adultos.
Esas personas saben que bromeo cuando hablo del llanto de un niño. Saben que juego cuando digo que le pondré por nombre algún epíteto demasiado sonoro o quizás mal recordado para los cubanos. Saben que juego cuando digo que le permitiré bañarse en los aguaceros o comer dulces a cualquier hora. Saben que juego, porque ese niño será el motivo para sonreír cada día al despertarme.
Hace unos días decía que ya podía ser feliz y sentirme como un hombre completo, porque ya planté un árbol, escribí un libro y tendré un hijo. Árboles planté algunos mientras era estudiante, hasta llegué a hacerle injertos exitosos a algunos. El libro lo escribí en mis tiempos libres cuando era estudiante universitario y me propuse llevar algunas ideas locas al papel, para luego guardarlo y solo mostrárselo a unos pocos amigos. Y ahora tendré un hijo, lo que completa me felicidad.
Esa frase de que “En la vida hay que hacer tres cosas: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo” la usé y la he escuchado mucho, pero nunca busqué su origen, pero ahora que voy a tener un hijo merece la pena explicárselo algún día.
Este dicho tan popular, se basa en la adaptación de un relato profético de Mujámmad, un mensajero del Islam. El libro que se cita en el famoso dicho, hace referencia al saber o al conocimiento que puede dejar alguna persona tras estudios o investigaciones. Sin embargo, dicho conocimiento debe ser beneficioso y provechoso para la gente.
La persona que planta un árbol o pone la semilla del mismo para que crezca, será recompensada, cada vez que una persona coma el fruto del árbol, repose bajo su sombra o pueda beneficiarse de cualquier forma y la tener un hijo significa que cuando envejecemos, nuestros hijos van a cuidar de nosotros y cuando morimos ellos van a ser nuestro legado, nuestra descendencia.
Por todo eso ya puedo decir que soy feliz, porque los problemas de nuestros alrededores desaparecerán cuando vea su sonrisa, porque todo el cansancio desaparecerá cuando me diga “Papá, cárgame que estoy cansado” y porque todo el rencor del mundo desaparecerá cuando me diga “Papá, te quiero”.