Intelectuales y deportes: aceite y vinagre
Una reciente encuesta reveló que el 99 % de las personas que se dedican a profesiones “intelectuales” solo practican deportes si son obligados a ello y el 1 % restante son los que seguro están leyendo este post. En realidad este dato no es de una encuesta, sino de mi apreciación personal. Tuve la suerte o la desgracia de estudiar una carrera “intelectual” y vi como muchos de mis colegas casi nunca practicaban deportes (el ajedrez no lo cuento aquí) y solo practicaban algún deporte en muy raras ocasiones.
En realidad es muy difícil encontrar, por ejemplo, un cantante que se dedique al boxeo (el luchador y rapero John Cena no cuenta porque su “música” es más bien un ruido y el cantante y boxeador Oscar de la Hoya era un chiste en el ring) ni tampoco cuenta Ernest Miller Hemingway que era un excelente escritor y practicó boxeo durante un tiempo, pero lo hacía por entretenimiento, como mismo cazaba en África o coleccionaba esposas.
Esta reflexión no es de gratis, me viene a la mente antes de un juego de softball con los colegas de los medios de prensa de mi ciudad, donde nos reuniremos un grupo de compañeros de trabajo para divertirnos un rato.
Déjenme hacer una aclaración: a mi me gusta practicar deportes; cuando era un muchachito practiqué atletismo, baloncesto, béisbol y voleiball y ya siendo más grande lucha canaria y defensa personal. Pero en realidad con el tiempo y los estudios y el trabajo se me hace ahora cada vez más difícil encontrar tiempo para practicar ejercicios físicos, lo más que hago es recorrer todos los días 10 o 20 kilómetros en bicicleta.
En ese juego de softball participarán desde periodistas, editores hasta humoristas gráficos, algunos con mejores actitudes ante el deporte y otros con muchas ganas pero pocas posibilidades, sobre todo cuando analizamos que tendremos de contrincantes un equipo de obreros de la industria petroquímica cienfueguera que todas las semanas practican y compiten contra otros equipos de mi ciudad. Pero bueno, vamos a divertirnos un rato y ver si eliminamos un poco el sedentarismo que nos atrapa.
Bueno, dentro de unas horas veré si todavía me acuerdo de jugar pelota y softball y si mis “huesos” todavía resisten una mañana completa práctica.
0 comentarios