¿Perdimos la ternura?
Una serie televisiva transmitida en Cuba hace muchos años hizo famosa una frase de Ernesto Che Guevara: “hay que aprender a endurecerse, pero sin perder la ternura”. Pues hoy me viene a la mente a raíz de un comentario de una joven de estos tiempos, al igual que lo fue el Che en el momento en que la dijo.
La joven, y otras compañeras de trabajo, se quejaban de que ya nadie tiene gestos con las mujeres como los tenían hace un tiempo: ya nadie regala flores a las muchachas, ya nadie recita un poema para conquistar el corazón de una joven. Esas tradiciones que le daban color y forma a una relación, ya sea de amistad o amorosa, se han perdido en la Cuba de hoy.
Algunos que hablan sobre la pérdida de esas tradiciones alegan que la postmodernidad y el dinamismo propio de estos tiempos hacen que poco a poco se “pierda la ternura”. Otros afirman que el materialismo de estos tiempos hace casi imposible regalar flores o el simple acto de galantear a una chica. Pero la realidad es muy diferente; siempre hay alternativas al alcance de los jóvenes de estos tiempos. He vistos muchas veces el brillo en la mirada de una joven al momento de recibir una sencilla flor o una frase de halago, que nada cuestan y sí significan mucho.
También es cierto que hoy regalar una flor puede ser tan sencillo como cortar una rosa de un jardín, o tan complicado como comprar una docena de “príncipes negros” a peso la flor. Hay otros que tienen la facilidad de la llevar el verso en el corazón y de una idea le salen bellas palabras o un poema, a diferencia de aquellos para los que los versos y poemas son cosa de “viejos”.
Como mismo decía el Che en su carta, es necesario endurecerse sin perder la ternura, pero hoy la ternura ha sido aplastada por la rutina diaria y el consumismo. También en las generaciones más jóvenes se ha dejado de incentivar esos hábitos que formaban parte de la identidad del cubano.
Solo muy pocos luchan contra la rutina y tratan a diario de reverdecer la ternura, ese sentimiento que un día nos hizo valientes y aguerridos mambises y sinceros poetas, al igual que aquel general cubano que durante el día combatía con la ferocidad de un león y por la noche escribía cartas de amor a su esposa.
Ojalá que nuestra sociedad no deje perder la ternura y siga el consejo del Che, que también endureció su carácter, pero nunca perdió la ternura. Ojalá que sea así, para que podamos ver nuevamente el brillo en la mirada de una joven cuando recibe una flor.
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Iris Violeta Eduarte Héctor -
alan -