El reggaetón, contaminación acústica de nuestros tiempos
Ayer cerca de mi casa tenían la “música” bien alto, casi una tortura para mis oídos, así que por obligación tuve que escuchar una parte de lo que ponía mis queridos vecinos. Lo malo de esto es que no es un suceso alejados, sino que es un constante en gran parte de Cuba, donde cualquier pone un altavoz y la música “de su preferencia” lo más alto posible, sin darse cuenta de que molesta a sus vecinos con la selección musical y con los decibeles de ruido.
Esta vez era una de las últimas muestras de “lo mejor de reggaeton cubano” y yo sinceramente me preguntaba cómo tanta cantidad de disparates le puede gustar a los cubanos. Por la calle algunos me dicen: “Eso si es música, tremendo ritmo y con tremendos mensajes en sus letras!” y cando me dicen eso es cuando me convenzo de que si no estamos perdidos culturalmente nos falta bien poco.
Los amantes del reggaeton dicen que tiene tremendo ritmo. Pues busqué en la red de redes y en varios sitios especializados vi que el ritmo en la música se refiere a la frecuencia de repetición (es en ciertas ocasiones irregulares de sonidos fuertes y suaves, largos y breves, altos y bajos) en una composición. El ritmo se define como la organización en el tiempo de pulsos y acentos que perciben los oyentes en una estructura. Esta sucesión temporal se ordena en nuestra mente, percibiendo de este modo una forma. El ritmo está muy asociado a los estados de ánimo. En la música folclórica caribeña el ritmo es muy rápido, intenso y excitativo, teniendo como fin alcanzar estados de euforia.
Entonces, si el ritmo es la frecuencia de repeticiones, pudiéramos decir que sí tiene ritmo, porque en realidad una canción de reggaeton son más o menos dos oraciones y un estribillo repetido muchos veces hasta el cansancio.
Otra cosa que defienden los amantes de esa música son sus letras. En su origen los temas de las letras típicos solían hablar de denuncia social, reflexión, historias de amor, breves anécdotas y los problemas de la vida. Eso era antes, porque ahora todas las letras de las canciones de reggaetón hablan de sexo, de locas, de diablas, de arrebata´s, de locos sexuales. Producto de esos mismos mensajes y esas letras es que ninguna emisora de radio o canal de TV transmite nada o casi nada de esos reggaetoneros pues ni siquiera un mensaje que sirva tienen. Por mucho dinero que gasten haciendo sus videos y sus canciones, solo que quedarán en los MP3 de los bicitaxis y los reproductores de música de los choferes cubanos, que sin quererlo contribuyen al fenómeno de la contaminación acústica.
Este ritmo musical tiene un cosa buena y una mala: la buena es que cualquier de esas canciones que ganan la preferencia de los cubanos solo dura unas pocas semanas en los “hit parade populares” y no la escuchamos más, pero lo malo es que siempre aparece otra igual o peor detrás, con la misma carga de ofensas, frases repetidas, chistes trillados y faltas de respeto verbales.
En fin, a veces tenemos que soportar el ruido de nuestros vecinos y otras veces tenemos la suerte de contar con buenos audífonos y escoger la música de nuestra preferencia sin molestar a los demás. Pero lo que si no puedo soportar es que me quieran imponer el reggaetón. Los que me conocen saben que prefiero tener conjuntivitis antes de ver un capítulo de Pequeños Gigantes, Belleza Latina, Caso Cerrado y todos los otros show-espectáculos latinos de fin de semana, pues ahora prefiero tener otitis antes de escuchar reggaetón.
Por cierto, encontré que la palabra Reggaetón se atribuye a las "REGGAES MARATONES" unas competencias o conciertos que se hacían en Panamá, Jamaica y Puerto Rico y simplemente unieron las dos palabras y las acortaron.
Tampoco quiero ser absoluto, pues hay exponentes de este género que si hacen canciones buenas, donde letras inteligentes y ritmos atrayentes, pero son muy pocos, por suerte esos son los que duran más en la preferencia de los cubanos. Aquí les dejo un ejemplo de lo que yo creo que es buen reggaetón, o por lo menos buena música popular cubana.
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