Los gorriones, esos intrusos en mi ciudad
Sabe algunos de ustedes, mis lectores, cuáles son los animales más comunes en las ciudades cubanas: no son los perros, ni los gatos (los mosquitos no cuentan…), pero yo estoy casi seguro que son los gorriones.
Es cierto que los gatos y los perros conviven con los humanos desde hace miles de años y se han ganado esculturas, premios y la eterna permanencia junto al homo sapiens, pero nadie se ha puesto a pensar en cómo esas pequeñas aves se han adaptado a vivir en ambientes urbanos de tal forma que existen muchos más ejemplares en las ciudades que en la vida silvestre.
Ahora viene la parte educativa: El gorrión común (Passer domesticus) es una especie de ave paseriforme de la familia de los gorriones. Es pequeño, está adaptado al hábitat urbano y acostumbrado a vivir cerca del ser humano, hasta el punto de ser el pájaro más frecuente y conocido. Se encuentra distribuido por todo el globo, aunque es originario de Eurasia y el Norte de África. Ha sido introducido por el ser humano en el resto de los continentes, a excepción de la Antártida.
Cien ejemplares procedentes de Inglaterra fueron soltados en Brooklyn, Nueva York. Esta medida fue seguida en otras ciudades de Estados Unidos, donde es conocido como gorrión inglés. Pueden llegar a vivir 13 años en cautiverio, aunque normalmente pocos llegan a los 7 años en libertad.
Forman parejas monógamas en cada estación de reproducción (será una apreja para cada estación o para toda la vida???). Construyen los nidos en primavera, con hojas secas, plumas y restos de papel. Anidan en grietas de edificios, debajo de tejas o en troncos de coníferas. Los huevos son puestos en cualquier momento durante la primavera, pudiendo haber hasta 4 puestas, y en cada puesta de 4 a 5 huevos.
Una vez que todos los huevos han sido depositados, tanto el macho como la hembra se encargan de incubarlos, turnándose cada pocos minutos. A los 10 días los polluelos rompen el cascarón, y a los 14 ya tienen plumas.
Pueden llegar a ser muy agresivos con otras especies, ocupando o tapando nidos con polluelos recién nacidos.
Y ahora viene la parte histórica: No existen datos sobre la fecha de llegada del gorrión a Cuba. Sólo sabemos que fue traído por los españoles a mediados del siglo pasado, cuando ya era un ave común en Europa, Asia y acababa de ser introducida en Estados Unidos (1850).
Aunque este dato parece poco real, lo cierto es que el gorrión llegó aquí antes de 1865, cuando el famoso ornitólogo alemán Juan Gundlach lo reportó distribuido por casi toda la Isla. No obstante, aún hoy sigue sin colonizar algunos cayos de nuestro archipiélago, incluso donde el hombre ya ha incursionado.
En Cuba habita el gorrión común (Passer domesticus), que es el más difundido de todos. Mide unos 15 centímetros de longitud y tiene el plumaje pardo, variado de negro y rojizo. La parte superior de su cabeza es gris en el centro, y castaña y gris en los lados. Una línea negra pasa por debajo de los ojos, y un collar del mismo color adorna su pecho. La hembra no tiene estos atributos y es de un color más uniforme.
El aspecto general del gorrión común no es atractivo, como tampoco lo es su canto, que se limita a un piar fuerte, a veces molesto. No obstante, a pesar de su apariencia poco afortunada, resulta un ave alegre, inquieta y dotada de una inteligencia poco común entre sus semejantes.
Una de sus principales características es su gran capacidad de adaptación al medio y su amplio espectro alimentario, ya que consume insectos, frutas, granos, desperdicios y todo lo que encuentra en la basura de las ciudades. Ello le ha permitido colonizar una gran cantidad de territorios, lo que unido a su potencial reproductivo, los convierte en estrategas de la supervivencia, al igual que los ratones.
El gorrión anida generalmente en los tejados, rara vez en los árboles, pero puede hacerlo en los sitios más insospechados: postes del alumbrado, lámparas… Su nido es muy tosco, hecho de paja fundamentalmente, aunque también emplea plumas de otras aves, pedazos de tela, ramitas.. Cría tres o más veces al año, desde mayo hasta agosto, poniendo de tres a cinco huevos en cada ocasión. La incubación dura dos semanas y, desde que nacen, los pichones son alimentados por los padres y cuidados con gran amor y celo.
Por excelencia, el gorrión común es el pájaro de las ciudades, donde viven en íntima relación con el hombre. Habita tanto en las urbes como en los pueblos más solitarios. A veces por descuido dejas caer un pedazo de pan y al instante ya tienes varios de esos “ciudadanos” disputándose las migajas.
Cada mañana los veo alrededor de unas gallinas en mi edificio, esperando que los dueños de las aves más grandes les dejen caer “el desayuno” para ellos robárselo. En la calle de la ciudad a veces puedes ver 5 o 6 luchando por un pedazo de pan o a varios metros de ti cargando con alguna pajita para su nido.
Lo curioso de los gorriones es que ya forman parte del entramado social de la urbe, cuando no se siente su canto o no se ve su aleteo es como si le faltara una parte a la ciudad.
Deberían hacer un censo de población de gorriones en las ciudades cubanas y después hacerle un monumento y con una tarja que diga: A los Gorriones, por ser buenos acompañantes y sobrevivientes.
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