Obama y el Supermartes
Estas serán las elecciones más llamativas de la historia americana y universal. Todo el mundo tiene los ojos fijos en Estados Unidos y la Casa Blanca, porque desde allí se mueven los hilos del entramado político mundial. Desde allí también salen las decisiones económicas que nos han llevado a la mayor crisis mundial desde 1929.
Nunca antes un afroamericano había tenido tanto poder en el gigante del norte, como se le vaticina a Obama. Solo Collin Powell, cuando ostentó el cargo de Secretario de Estado, pudo tener un cargo tan elevado en un país donde la política siempre es blanca, aunque a veces muestra sus manchas grices.
Este supermartes millones de norteamericanos irán a las urnas y votarán por Obama, como manifiestan encuestas de grandes compañías que lo ubican varios puntos por delante de John McCain, y la gran mayoría votará pensando que el candidato demócrata sacará al país de la crisis financiera, hipotecaria e inflacionaria en que se encuentra. Pero la realidad es difícil, pues las decisiones presidenciales pueden inclinar la balanza en algún momento pero el libre mercado está demasiado entronizado en la economía norteamericana.
Una cosa sí es cierta; cualquier candidato que sea elegido será una mejor opción que Bush. Aquí no vale la frase de “…más vale malo conocido que bueno por conocer…” porque es casi imposible que un mandatario tome tantas decisiones erróneas y estúpidas como Bush.
Estas también son las elecciones más esperadas por el color de la piel de Obama, y no solo por sus ideas. La Casa Blanca, con sus inquilinos blancos, no está preparada para una familia negra, según dicen muchos en los propios Estados Unidos. Pero los pobres y la clase media americana no piensa así; esos solo piensan en quién será el más capaz para sacar adelante al país y para traer a su tierra a casi un cuarto de millón de soldados que se encuentran en todo el mundo en varias guerra antiterroristas (Obama se opuso a la guerra desde el principio y advirtió que el régimen de Saddam Hussein no era una amenaza inminente a la seguridad de los Estados Unidos y en estos momentos está pidiendo la retirada de todas las tropas en Irak y Afganistán).
Unos de los objetivos del Obama en su plan de campaña, y el que más atrae a la clase media es el recorte de impuestos para el 95 por ciento de las familias trabajadoras. Este recorte incluye un crédito fiscal de $500 por persona o $1,000 por familia en la fuerza laboral. El plan de Obama y su candidato a vicepresidente, Biden, también ofrece exenciones a las empresas pequeñas para estimular la innovación y la creación de empleos, y elimina los impuestos sobre la renta para estas empresas. Todas estas propuestas son las que ve como beneficios la clase media, que siempre depende de las migajas de la gran clase industrial y financiera.
Otras de las expectativas de este Marte 4 de noviembre es por el sistema de votaciones. El pueblo americano todavía tiene bien frescas las irregularidades del proceso del 2004 que le otorgó el sillón presidencial a Bush y el del 2004 que lo ratificó, ambos marcadamente oscuros y en los que el voto popular no significó nada con respecto a los resultados finales. Esta vez serán más los políticos y organizaciones de derechos civiles los que monitorearán las elecciones para que no ocurra lo de años anteriores.
Ojalá que el elegido por el pueblo americano sea el que ocupe realmente la Oficina Oval y que tome decisiones más sensatas que su predecesor.
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