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Letra Nueva

La ruta del petróleo

La ruta del petróleo

Durante cientos de años poderosas naciones centroasiáticas utilizaron las rutas de la seda para comerciar entre sí. Sus caminos unían ciudades de China, la India, Arabia y el Mediterráneo. Las caravanas transportaban seda, especies exóticas, joyas y pólvora, en viajes que a veces duraban meses. Las sedas y las especies trazaron el derrotero de las naciones poderosas de antaño, como hoy lo hace el petróleo, que marca rutas oscuras entre el Medio Oriente y hace un entramado complejo que une Estados Unidos con Japón, Suecia con Sudáfrica y Australia. Hoy la ruta del petróleo está marcando el camino de los poderosos a través de una sociedad dependiente de los hidrocarburos.

Marco Polo en sus viajes por el Oriente hace siete siglos ya hablaba de unos pozos que no daban agua, sino un aceite oscuro que servía para encender lámparas, pero quedó más prendado por las otras riquezas de los reinos asiáticos que por ese aceite, sin saber que la revolución industrial  y los motores de combustión interna le otorgarían al petróleo y los otros combustibles fósiles un papel protagónico del cual depende el desarrollo humano.

Pero la historia no ha sido justa  con aquellos que tienen esos recursos naturales bajo sus pies, pues sus economías nacionales monoexportadoras no les han permitido un desarrollo similar al de las naciones importadoras que utilizan el petróleo como combustible para sus industrias y no como valor de cambio fundamental.

Mucho ha cambiado el mundo desde que en 1859 Edwin Drake perforó el primer pozo moderno de petróleo en Pensilvania. Actualmente los mayores exportadores de ese hidrocarburo son naciones subdesarrolladas (Arabia Saudita, Argelia, Angola, Bahrein, Brunei, Congo, los Emiratos Árabes Unidos, Gabón, Indonesia, Irán, Iraq, Libia, Kuwait, Nigeria, Omán, Qatar, Siria, Trinidad y Tabago, Venezuela y Yemen, según informes de la ONU) y los mayores consumidores se encuentran, en cambio, en los países desarrollados de América del Norte (30.1%), Asia (28.8%), Europa y Eurasia (25.9%).

La importancia del petróleo en la sociedad actual es tal que de acuerdo con el último informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), este combustible fósil representa la principal fuente de energía primaria, seguida del carbón, el gas natural, los combustibles renovables y la energía nuclear.

Más de la mitad se utiliza para el transporte (57.2%), la cuarta parte se destina a las actividades industriales (25.0%) y el resto a otros sectores económicos. Dado que el petróleo y sus derivados se utilizan para múltiples aplicaciones, su control por parte de empresas y naciones se ha convertido en una cuestión de vida o muerte.

El control sobre su producción y comercialización ha sido históricamente motivo de disputas entre las naciones; especialmente porque los países que cuentan con las mayores reservas petrolíferas no son quienes más hacen uso de este combustible. Los grandes exportadores son monoproductores subdesarrollados, mientras los importadores son naciones desarrolladas con una alta diversificación en su economía.

La conquista e industrialización del Oeste americano en el siglo XIX, las inversiones en Venezuela a partir de 1930, las Guerra del Golfo de 1991 y la campaña de Irak y Afganistán son ejemplos de cómo el control de estos recursos marca una ruta negra de petróleo por donde  transitan las sociedades consumistas. Aproximadamente el 63.3% de las reservas mundiales identificadas están ubicadas en Medio Oriente, región que consume sólo 5.9% del petróleo producido a nivel mundial. Irónicamente los mayores productores son los menores consumidores.

Entre los mayores consumidores se encuentran los países de América del Norte, Asia, Europa y Eurasia. Este comportamiento determina en gran medida la política internacional de los Estados Unidos, que consume la cuarta parte del petróleo generado a nivel mundial y busca desesperadamente el control de las reservas del hidrocarburo.

La distribución geográfica de las reservas, la producción del crudo a nivel mundial y la demanda del mismo sientan las bases para la creación de conflictos relacionados con la lucha por el control de las reservas de petróleo (las actuales confrontaciones en Iraq y Afganistán lo demuestran).

Hoy a lo largo del globo terráqueo se dibuja nítidamente una ruta de trasiego de petróleo, que parte de las naciones subdesarrolladas exportadores, llega a las naciones desarrolladas consumidoras y termina en los depósitos de combustibles de sus vehículos o como algunos de sus cientos de derivados.

Como mismo ocurrió con las naciones americanas a partir del siglo XV, que fueron exprimidas de todo el oro y plata que tenían hasta no dejar nada, así mismo se exprimen las reservas petroleras de las naciones pobres, mientras sigan supliendo las necesidades del mundo desarrollado, que poco a poco busca absorber todo el oro negro que hay bajo nuestros pies.

1 comentario

Gustavo -

Ahora algunos de esos países están ganando algo de desarrollo, como los Emiratos Arabes Unidos, Angola y otros, pero siguen siendo subdesarrollados, sobre todo en la educación y la salud.