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Letra Nueva

Amarillos, inspectores de tránsito 100% cubanos

Amarillos, inspectores de tránsito 100% cubanos

Un país singular siempre tiene oficios singulares y Cuba, esa isla tropical en el medio de Caribe, es un país único es ese sentido. La identidad de los cubanos está marcada por continuas migraciones de españoles, africanos y asiáticos, hombres que trajeron consigo sus tradiciones y oficios, aunque otras labores son naturales de aquí y algunas son muy recientes en estas tierras, como es el caso de los “Amarillos”.
En cualquier lugar del mundo si se escucha la palabra “amarillos” para referirse a una persona lo primero que pensarían sería se lo usan para dirigirse despectivamente a un asiático, pero en Cuba todos saben que el “Amarillo” es ese personaje omnipresente y a veces omnipotente que ayuda a millares de cubanos a viajar a diario.
La rutina diaria de Olimpia, como la de cientos de Inspectores Populares de Transporte,  no la aleja mucho de su casa, pues “su punto” está a solo escasas cuadras de su vivienda, en la ciudad de Cienfuegos, en el centro de la isla de Cuba. Su puesto de trabajo está ubicado en la entrada de la urbe y a diario por allí pasan miles de personas rumbo al centro de la ciudad, la zona hospitalaria o de regreso hacia la Universidad o los Politécnicos de la zona industrial.
Después de la depresión de la economía cubana en el año 1991, el Estado  cubano buscó alternativas para solucionar el problema del transporte y creó puntos de recogida de pasajeros y una nueva especie de inspector de tránsito para organizar el embarque y transportación del personal: el conocido Amarillo, como Olimpia. En realidad este no es el nombre de su cargo o profesión, pero son llamados así el color distintivo de su uniforme.
La iniciativa de los cubanos de viajar sin tener pasajes o boletos no es única, pues en diferentes países se viaja mediante el “autostop” ó “haciendo dedo”, como se dice en algunos países latinoamericanos, solo que en Cuba se hace de una forma organizada gracias a los Amarillos.
Por todas las carreteras y autopistas del país se ven a diario cientos de puntos de recogida de pasajeros y decenas de amarillos tratando de organizar a los viajeros, que utilizan este medio para trasladarse, ya sea varias cuadras de distancia o cientos de kilómetros desde una provincia a otra en el extremo del país.
Los “amarillos”, como cualquier otra profesión, vienen en diferentes colores, tamaños y formas: los hay gritones, gordos, chiquitos, amables, habladores, preocupados, lentos, creyentes, curdas, estudiosos y toda una serie de adjetivos que sería interminables. Pero esos mismos son los que le resuelven un problema a los miles de cubanos a la hora de los viajes diarios al trabajo o la escuela.
Algunos no hablan con los “pasajeros potenciales” y su mutismo los acompañan toda la jornada de trabajo, pero otros te preguntan desde la salud de la familia hasta el último artículo que salió en el periódico de hoy. Otros le llaman la atención a los muchachos que no respetan las colas, pero algunos simplemente se callan y dejan que todo se arregle por su propia cuenta, pero en una cosa coinciden: todos “persiguen” a los autos que viajan vacíos con la posibilidad de llevar algún pasajero.
En fin, ellos intentan ayudar a poner un poco de orden en ese inmenso mar de más de 3 millones de viajantes que diariamente circulan hacia centros laborales, escuelas, tiendas y centros recreativos del país. A veces lo logran, otras veces no, pero siempre están presentes en sus puntos de recogida.

1 comentario

Cubano100% -

Ojalá que resolvieran más problema del transporte y mejorara, pero por ahora son figuras curiosas...