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Letra Nueva

5 años y 4 mil muertos.

5 años y 4 mil muertos.

Hace 5 años y 4 mil muertos que comenzó la invasión (otra vez) a Irak. Cuando digo 4 mil muertos me refiero a los reconocidos, numerados y con nombres, porque hay varias decenas de miles que son anónimos, invisibles, en fin de cuentas, iraquíes. 

Para los medios internacionales los iraquíes solo son “bajas colaterales” o “errores de cálculo”. Nadie se preocupa por contarlos, ni por conocer sus historias y muchos menos su forma de pensar. Tampoco nadie se pone a contar los miles de desplazados, aunque alguien ayer dijo que sumaban ya más de 1 millón de iraquíes que tuvieron que abandonar su país “gracias” a los interventores norteamericanos. 

Tampoco nadie (me refiero a alguien americano) ha pensado en la destrucción cultural provocada. Las tropas norteñas han destruido sin miramientos construcciones y monumentos de más de 3 mil años. Sus armas inteligentes (brutas, diría yo) no distinguen entre casas, escuelas o mezquitas. Para colmo de males esas mismas armas tecnológicamente avanzadas y futuristas, no destruyen blindados iraquíes ni armas de destrucción masivas árabes, por la sencilla razón de que estás no existen. 

 Ahora preparan otra invasión. El “oscuro lugar” del mundo esta vez será Irán. Se le culpa de desarrollar un programa nuclear con fines bélicos, pero en realidad a ellos no le interesa lo que sucede sobre las arenas de Irán, sino esa mancha negra que hay bajo las arenas. El motivo (…el programa nuclear) es un simple y burdo pretexto, como lo fue las armas de destrucción masiva de Irak o Al-Qaeda en Afganistán. 

Nosotros, los cubanos, también estamos viviendo en un “oscuro lugar”. Nuestro país es incluido en la “lista de esos países auspiciadotes del terrorismo”, que deben ser pacificados por la valerosas tropas americanas (es una ironía, se comprende, verdad?) 

Nosotros estamos incluidos por la sencilla razón de que somos eternos herederos de Maceo y el Che, que no soportamos vivir de rodillas, ni que nadie venga de otro país a decirnos qué hacer con nuestra tierra. Estamos incluidos también porque optamos por disentir en el momento en que muchos aceptaron, con los ojos tapados, la bota americana sobre el cuello.

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