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Letra Nueva

El voto por una idea

El voto por una idea

Mucho se ha hablado por estos días de las elecciones en Cuba. Para bien y para mal. Los defensores de las elecciones han hecho una defensa de estas a capa y espada y a veces han caído en repeticiones tediosas, y en otras ocasiones sus argumentos eran nuevos y elegantes.

Otros, los detractores, también han repetido un discurso iluso, ofensivo y gastado. Dicen, (ellos) que el modelo cubano no es representativo, que no es democrático y mil cosas más. Dicen, (todavía ellos) que otros modelos electorales son más transparentes, democráticos y participativos.

Pero hay una cosa que pocos han dicho: las elecciones en Cuba no son para elegir un gobernante, un presidente, sino para reafirmar una ideología, una filosofía, una forma de vida. La figura que asuma ese cargo de gobernante no significa tanto como la filosofía que represente.

La diferencia con otros países y sistemas es grande, enorme. En otras naciones las elecciones son una carrera comercial, en búsqueda de beneficios comerciales, políticos y sociales, donde la figura gobernante representa a un grupo comercial o político, a diferencia de Cuba, donde el gobernante representa sólo una filosofía seguida a su vez por cientos y miles de lectores que se identifican con ella.

Por estos días he visto que no importa si voté o no por Periquito Pérez, sino que voté o no por el ideal que él representa. Veo las elecciones más como una opción por varios nombres como una convicción o elección por una filosofía representada por todos esos nombres.

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