Caminar junto a Martí
Es una profusión de colores, pero sobresale el amarillo y los colores de la bandera. Hay caras felices, otras cansadas y las más eufóricas. Se oyen versos dispersos del Apóstol y por aquí y por acullá se ve su retrato y uno que otro rostro de los Cinco Héroes. Es un mar de personas formado por una masa heterogénea; el hijo del profesional junto al del campesino, el vástago del intelectual y el del obrero industrial. También aparecen disfraces conocidos por todos los príncipes enanos; una Pilar de cabellos de oro corriendo tras Alberto el militar, y en un portal juega contento Bebe con unos zapaticos de rosa mientras revoletea inquieta una mariposa. Es cierto que la felicidad de un pueblo se refleja en la cara de los niños y el Desfile Martiano nos dice todos los años que somos un pueblo feliz. Más que felices somos un pueblo con porvenir porque tenemos el futuro garantizado con las nuevas generaciones educadas con las enseñanzas de José Martí, el Maestro. Algunos guardan energía para la noche y se imaginan ya aplaudiendo gozosos tras el desempeño de la Bailarina Española en el Teatro Tomás Terry y yo también espero con ansiedad la noche para sentir la vitalidad que sentí en el trayecto del Prado cienfueguero hasta el parque Martí durante el Desfile Martiano este 28 de enero.
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cinty -