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Letra Nueva

El Ábaco, abuelito de las computadoras

El Ábaco, abuelito de las computadoras

Hoy quiero compartir con mis lectores algo sobre el origen de unos de los inventos que han posibilitado el desarrollo computacional actual. Si, porque si no sabes contar bien entonces no puedes computar datos. Por eso es tan importante el ábaco, ese abuelito de las computadoras actuales.

El uso del ábaco, con las cuentas en hileras contiguas, fue documentado por primera vez en la Dinastía Han en China en el año 190, pero la palabra fue usada mucho antes para referirse a otros instrumentos de cálculo. “Abaco” deriva del hebreo ibeq, que significa “borrar el polvo”, o del griego abax, que significa “tablero cubierto con polvo”, lo cual se refiere los primeros artefactos usados por los babilonios [quienes los construían con arcilla]. La versión china fue la forma más rápida de hacer sumas por siglos y, en las manos correctas, puede aún superar a las calculadoras electrónicas.

El término ábaco ha pasado a ser sinónimo de aritmética; encontramos tal denominación en Leonardo de Pisa Fibbonacci (1170-1250) en su libro “Liber Abaci” publicado en 1202, que trata del uso de los números indo-arábigos.

Muchas culturas han usado el ábaco o el tablero de conteo, aunque en las culturas europeas desapareció al disponerse de otros métodos para hacer cálculos, hasta tal punto que fue imposible encontrar rastro de su técnica de uso. Las evidencias del uso del ábaco surgen en comentarios de los antiguos escritores griegos. Por ejemplo, Demóstenes (384-322 a.C.) escribió acerca de la necesidad del uso de piedras para realizar cálculos difíciles de efectuar mentalmente. Otro ejemplo son los métodos de cálculo encontrados en los comentarios de Heródoto (484-425 a.C.), que hablando de los egipcios decía: “Los egipcios mueven su mano de derecha a izquierda en los cálculos, mientras los griegos lo hacen de izquierda a derecha”.

Algunas de las evidencias físicas de la existencia del ábaco se encontraron en épocas antiguas de los griegos en las excavaciones arqueológicas. En 1851 se encontró una gran ánfora de 120 cm. de altura, a la que se denominó “Vaso de Darío” y entre cuyos dibujos aparece una figura representando un contador que realiza cálculos manipulando cuentas. La segunda muestra arqueológica es un auténtico tablero de conteo encontrado en 1846 en la isla de Salamis; el tablero de Salamis, probablemente usado en Babilonia 300 a.C., es una gran pieza de mármol de 149 cm. de largo por 75 cm. de ancho, con inscripciones que se refieren a ciertos tipos de monedas de la época; este tablero está roto en dos partes.

Por otra parte se sabe que los romanos empleaban su ábaco con piedra caliza o mármol para las cuentas a las que denominaron “calculi” esta palabra es la raíz de la palabra cálculo.

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