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Letra Nueva

La computadora y yo

En el año que yo nací llegaban al país algunas de las primeras computadoras personales y en mundo surgía lo que hoy conocemos como Internet. No fue hasta que cumplí 16 años que pude sentarme frente a una computadora y dar mis primeros pasos en el mundo de la informática.

Sin embargo mi hermano, como muchos otros miles de cubanos, desde los primeros años de la enseñanza primaria puede hacer lo que yo hacía en el preuniversitario. Esa es la gran diferencia entre la generación que llegó al nuevo milenio con 20 años y la que llegó con 10.

Si vemos mayores diferencias generacionales, entonces la brecha digital será mayor. Mi mamá comprendió “algo” del funcionamiento de los sistemas operativo o de las diferentes aplicaciones computacionales a los 40 años y mi abuela todavía no sabe lo que es un software y un hardware.

A todo lo largo del mundo se impone esta diferencia. En algunos lugares del globo niños de 16 años crean programas de avanzada y en otros personas de 40 ó 50 años apenas saben trabajar con un procesador de texto. En algunos casos todo depende del acceso a la tecnología, pero en otros depende del momento en que por primera vez nos enfrentamos al aprendizaje de las nociones de la computación.

Está probado por múltiples investigaciones científicas que es más fácil para un niño aprender una cosa en edades tempranas, a que una persona mayor aprenda esas mismas cosas. El niño lo aprenderá por repetición, mecánicamente, y la personas mayor los hará por análisis y descomposición de cada una de las parte del problema.

Hoy los niños desde pequeños adquieren conocimientos de varias materias con medios de aprendizajes digitales, lo que les permite aprender y a la vez vincularse con las nuevas tecnologías desde muy jóvenes. Y cada año son más jóvenes las personas que aprenden a trabajar con computadoras. Por eso pienso que dentro de un tiempo será menor la brecha que separe a nuestros descendientes en cuanto a la edad en que se enfrentan a una computadora.

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