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Letra Nueva

¿Un nuevo Torquemada y una nueva quema de libros?

¿Un nuevo Torquemada y una nueva quema de libros?

Al parecer este 11 de septiembre veremos imágenes similares a las protagonizadas por la Santa Inquisición hace varios siglos o por los nazis alemanes hace más de 6 décadas, cuando se dedicaban a quemar libros considerados “inmorales o perversos”, solo que esta vez será el Corán, libro sagrado a las creyentes en el Islam, una religión que aglutina entre 1.000 y 1.200 millones de musulmanes en el mundo.

La quema de libros con fines políticos o religiosos no es nada nuevo: el cardenal español Francisco Jiménez de Cisneros quemó más de un millón de libros durante su campaña para convertir a los moros de Granada. El cardenal fue nombrado el año 1492 confesor de la reina Isabel y en esas tuvo tratos con Torquemada, a quien sucedió ocho años después en el cargo de inquisidor general.
Es notable que este hombre, que en su momento se dio a la quema de libros, fuese el fundador de la Universidad de Alcalá de Henares que llegó a rivalizar con la de Salamanca. Siguiendo el ejemplo, Torquemada organizó una quema de libros, especialmente el Talmud judío y todo tipo de literatura árabe, en su monasterio de San Esteban de Salamanca, incineración que llevaba a cabo con tanta frecuencia como la quema de herejes.

Pero esta quema de la que quería hablar hoy sucederá en una pequeña iglesia del estado de Florida, que pretende quemar copias del Corán este sábado, en el aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Ante las declaraciones de este Torquemada moderno las críticas no se hicieron esperar: al respecto el general David Petraeus, comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán, advirtió que la vida de los soldados podría estar en peligro si el templo protestante de la ciudad de Gainesville, Dove World Outreach Center, insiste con la propuesta.

La secretaria de Estado Hillary Clinton, el Vaticano, los países musulmanes y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también arremetieron contra la idea, y el Procurador General de EE.UU., Eric Holder, dijo que es "estúpida y peligrosa".

Pero el organizador de la quema, el pastor Terry Jones, afirmó: "Debemos enviar un mensaje claro a los elementos radicales del Islam". La controversia se produce en momentos en que la relación de EE.UU. con el Islam está en medio de una tormenta.

Al hablar en una cena del Departamento de Estado que marcaba el fin del mes sagrado musulmán del Ramadán, Hillary Clinton criticó al pastor Jones. "Me siento satisfecha por la condena clara e inequívoca a este acto irrespetuoso y vergonzoso que han emitido líderes religiosos de todos los credos de EE.UU.", dijo.

A pesar de que la congregación tiene sólo 50 feligreses, los planes de la iglesia del pastor Jones en Gainesville han tenido repercusiones en todo el mundo, incluyendo manifestaciones en Afganistán e Indonesia.

El pastor Jones, autor de un libro titulado "El Islam es diabólico", dijo que entiende las preocupaciones pero que es "hora de que los estadounidenses dejemos de pedir perdón por nuestras acciones y de reverenciar a los reyes".

Pero instituciones árabes y musulmanas también han protestado por las acciones del pastor Jones: la institución sunita egipcia Al Azhar y el grupo islamista egipcio Hermanos Musulmanes estimaron que el proyecto de quemar el Corán asestaría un duro golpe a la imagen de Estados Unidos.

El jeque Abdel el Moati el Bayumi, uno de los principales directivos de Al, instó al gobierno del presidente Barack Obama a impedir ese proyecto. "Si el gobierno (estadounidense) no logra impedirlo, constituiría la última manifestación de terrorismo religioso y arruinaría las relaciones entre Estados Unidos y el mundo musulmán", declaró El Mopti. "Eso será una oportunidad para el terrorismo ¿Quieren combatir el terrorismo o alentarlo?, argumentó.

Al parecer si las cosas siguen así surgirán algunos Torquemadas nuevos y las piras de libros y conocimiento acumulado se elevarán por los cielos, igual que los conflictos étnicos-religiosos provocados por estos hechos. Y los que lo lamentarán primero serán aquellos que ven realmente lo que significa un libro, como compendio de cultura, información, historia e ideas, sin importar las posiciones políticas que difundan estos.

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