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Letra Nueva

A Víctor Mesa no le gusta la música

A Víctor Mesa no le gusta la música

La afirmación que da título a este post no necesariamente tiene que ser real. Pero eso es lo que se debieron imaginar los aficionados que estaban viendo el juego de pelota este sábado entre Villa Clara y Matanzas. Allí Víctor hizo otra de sus “actuaciones” y mandó a salir a sus peloteros del terreno a la altura del quinto Inc. Porque “la música que se escuchaba en las gradas le molestaba a sus jugadores”.

Algunos pudieran pensar que fue una táctica para ganar tiempo, pues a fin de cuentas estaban ganando una carrera por cero. Pero no creo que hubiera sido suficiente los 15 minutos que se pasó jugando con los árbitros para que mandaran a callar a los culpables de la bulla.

Tampoco creo que fuera su interés sacar a los peloteros y declarar el juego suspendido, porque de ser así no hubiera tenido la victoria.

A lo que iba: esta fue una más de las actuaciones de San Víctor de Sagua, que ahora actúa como si estuviera sentado a la derecha de Dios y tuviera la potestad para hacer su reverenda gana en cada partido de béisbol en que está implicado, sin importarle nada ni el público, ni la Comisión Técnica Nacional ni el sagrado terreno del deporte nacional.

Ya no le basta con ofender a la prensa cubanas con sus respuestas a algunos periodistas, no le basta hacer y deshacer en cada partido sin respetar ni reglas ni árbitros, ahora también quiere que no suene la conga que anima a cada equipo en los partidos.

Esas congas y esas comisiones de embullo recorren la isla entera siguiendo a sus favoritos y son los mayores animadores de cada equipo y cada partido. Y lo más lindo de todo, tanto animan a su propio equipo que una buena jugada del contrario. Pero con esta actitud de Víctor quiere que los seguidores que van a los estadios dejen de ser cubanos. Por que es así, si dejan de tocar la conga dejarán de ser cubanos porque eso va en la sangra de cada nacido en esta tierra.

En fin, con ese último espectáculo de Víctor cualquiera pensaría que a ese cubano, mulato, gran pelotero, pero cuestionado manager, llamado Víctor Mesa, no le gusta la música.

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